Autoridad sobre demonios y enfermedad
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miel, tu no puedes ir regresa a la casa regresa a la casa.” Pero el perro se quedo allí y meneó su
cola y la miró , se estaba poniendo más tarde, y el tren estaba casi llegando, y ella dijo, “No, no.
vete, vete. regresa a la casa.”El se mantuvo de pie allí y meneó su cola y la miró. Finalmente
podían escuchar la llegada del tren. Ella miro al perro perro y grito, “¡vete! ¡vete! ¡Regrese a la
casa!” Y salió y corrió.
El hermano Wigglesworth gritó, “¡esto es, esto es, la misma manera que tienes que tratar al
diablo! ¡Justamente de esta forma!”
Esto no es un asunto de volumen. Esto no es que tan fuerte podemos gritar. Esto no se trata de
nada de esto. ¿Pero, si lo queremos decir o no? ¿si Lo creemos? cuando usted esta
verdaderamente fuerte en su creencia, afecta su volumen un poco, ’ ¿No es cierto?Pienso que
hemos sido demasiado harinoso-articulado sobre estas cosas. Pienso que hemos hablado
alrededor de ello y sobre ello, y solo hemos jugado con ello, y el diablo lo sabe. El Sabe que no
estamos tratando esto seriamente. Nosotros tenemos que hacernos fuerte sobre esto. Nosotros
tenemos que ponernos serios sobre esto y hacerlo como si de verdad queremos, hacerlo como si
lo creemos.
Quiero incluir para usted un extracto del mismo libro que mencioné antes, Yo Creo en Visiones,
por Kenneth E. Hagin. Algo que El aprendió va directamente junto con esto.
En el Capítulo anterior del extracto que voy a incluir aquí, cuenta cómo El Señor le ministro a él
una unción de ministrarle al oprimido y el enfermo. El señor le dijo a El hermano Hagin que
cuando el sintiera esta unción, esto significaba que el trabajo del enemigo estaba allí, y que el
tenia que ordenar que esto se vaya, y seria asi. El Le dijo esto un mes antes de esta reunión:
“Mi segunda visión de Jesús ocurrió aproximadamente un mes después de la primera. Yo
estaba llevando a cabo un avivamiento en el estado de Oklahoma. Yo le dije a la
congregación lo que el Señor me había mostrado sobre ministrar a los enfermos y
también sobre la unción en mis manos.
Una noche mientras estaba ministrándole a los enfermos, un hombre en la línea de
sanidad me dijo que tenía tuberculosis de la espina. El me dijo que fue a tres clínicas y
todos los doctores le había dado el mismo diagnóstico: Estaba más allá de la ayuda
médica entonces. La espina del hombre estaba tan tiesa como un palo.
durante la oracion por él, yo puse una mano en su pecho y una en su espalda. Cuando lo
hice, el fuego o la unción, estaba brincado de mano a mano. Yo sabía inmediatamente
que su cuerpo estaba oprimido por un espíritu maligno.”
¿Ahora es esto algo por lo cual tener miedo? No. ¿Qué debería usted hacer ? Tome la autoridad
sobre ello, y echalo fuera. No tenga miedo. no tenga miedo en absoluto. Jesús ya los ha
derrotados a ellos.
“Yo mande a el espíritu, diciendo,‘¡Tu espíritu sucio que oprime a el cuerpo de este
hombre, Yo te Ordeno que salgas de su cuerpo en el nombre del Señor Jesucristo!’