La palabra de Dios es medicina
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Por eso es que no debes dejar de sacar su Biblia y leer. Pero antes de que lo hagas, di, “ señor,
quiero agradecerle por esta Palabra. Es vida para mí. Esto es medicina a toda mi carne, y
mientras la lea, la coma y lo oiga, yo estare tomando mi medicina.” Entonces leala en fe,
creyendo que mucho más esta pasando dentro de usted que lo que entiende.
Usted no tiene que tener una pista sobre que es lo que esta en la píldora, usted no tiene que saber
como trabaja, o porque. Usted solo debe ponerla en su voca ,tragársela, y va a comenzar a
trabajar en usted. Esto es lo que eso hace. ¿Para quién es esta medicina? ¿Para cuantos es esto?
El Decir la sanidad no es para todos es equivalente al decir que esta palabra no es para todos,
porque su palabra te sanara. El Envió Su Palabra y los sanó, y los liberó de su destrucción.
(Salmo 107:20) La Biblia dice que las multitudes vinieron para oírle y ser sanadas por Él, de
todas sus enfermedades y ellos oyeron y fueron sanados Estas Palabras sanan. Cada palabra de
Dios sana. No hay ninguna Palabra de Dios carente de poder. Todo lo que sale de Su boca es rico
en luz, nutrición espiritual, y vida para su carne. En cualquier momento que la Palabra esta
siendo predicada, en cualquier momento que la Palabra se enseña, en cualquier momento que la
Palabra se lee, hay vida que sale de ello. Tiene un efecto acumulativo en usted, mes tras mes y
año tras año. La voluntad de Dios es que tu asistas a servicios, leyendo la Palabra cada día, y
absorber la Palabra de Dios. Te esta permeando,. Entra en usted. Hace cosas a tu sistema de
inmunidad que permitirá que usted viva 30 años más de lo que hubieras vivido. Hace cosas a sus
glándulas; hace cosas al tuétano de sus huesos. Se lo estoy diciendo, lo he visto.
No creo que olvide alguna vez esto. Otra vez, estaba hace varios años atrás en la escuela de
sanidad, en la misma pequeña clase. Un hombre con su esposa entro en la clase. No era tan viejo,
pero parecía solo hueso y piel, su respiración era tan trabajosa que usted lo podía escuchar en
todos los rincones del pequeño cuarto. Ese ruido distraía mucho. Todo el mundo giraba la vista a
el. Trataba de respirar, y su respiración era tan áspera que yo pense, mientras estaba tratando de
predicar, ¿podra el conseguir ese próximo aliento, o el no va a lograrlo? Usted podría decir que
el era un hombre alto, grande, robusto, pero el se redujo a nada. . Quiero decir, era sólo piel y
huesos.
Cuando el servicio comenzó, se inclinaba sobre su silla, sólo tratando de respirar. El no podía ni
siquiera mirarme. Yo daba clases ese día en este mismo pasaje de la Biblia, Proverbios 4. “Sus
palabras son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.” Prediqué y ensene sobre ello
lo mejor que sabía cómo, y luego lo vi. Le digo, era una de las cosas más espectaculares que he
visto. Comenzó a levantarse de su regazo. En primer lugar, me miraba, todavía respirando con
fuerza, pero mirandome. Y después poco a poco... después de aproximadamente 30 minutos, 40
minutos, poco a poco, estaba sentado derecho, y no hacia ningún sonido al resperir, mirandome.
Al final de la sesión, yo camine hacia el. Yo lo vi por todas parte de el. Le dije, “Hola. Me alegro
de tenerle hoy.”
Me miró y dijo, “Me siento bien.”
Dije, “Dios ha hecho algo para usted. Lo sabía; por eso volví.”
Dijo, “Me Siento electrizado por dentro”